Las políticas migratorias implementadas por la administración de Donald Trump están generando preocupación en México debido a su potencial impacto en las remesas, una fuente vital de ingresos para muchas familias y economías locales. En 2024, México recibió un récord de 64.750 millones de dólares en remesas, consolidándose como el segundo mayor receptor a nivel mundial, solo por detrás de India. Estas remesas representaron el 3,6% del PIB nacional y el 5,2% del consumo privado.
Sin embargo, estados como Michoacán, Guanajuato y Jalisco, que dependen en gran medida de estos flujos, podrían enfrentar desafíos económicos si las políticas antiinmigrantes de Estados Unidos reducen la cantidad de dinero enviado por los migrantes. Además, la reciente amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos ha llevado al Banco de México a recortar su pronóstico de crecimiento económico para 2025 del 1,2% al 0,6%, reflejando la incertidumbre generada por las acciones de la administración Trump.
La combinación de deportaciones masivas y posibles gravámenes a las remesas podría afectar significativamente a las comunidades que dependen de estos ingresos para su subsistencia.