Aleysha Ortiz, una joven de 19 años nacida en Puerto Rico y residente en Hartford, Connecticut, desde los cinco años, se graduó de la secundaria con honores y obtuvo una beca universitaria, a pesar de no saber leer ni escribir. Durante sus 12 años en el sistema de escuelas públicas, su dificultad fue ignorada por profesores y el sistema educativo. Actualmente, ha demandado a la Junta de Educación de Hartford y a su gestora de casos por negligencia y angustia emocional.
Aleysha utilizó aplicaciones móviles que convierten texto a voz y viceversa para completar formularios y redactar ensayos, lo que le permitió ser aceptada en la Universidad de Connecticut. Sin embargo, enfrentó dificultades académicas y dejó de asistir a clases a principios de febrero, buscando recibir tratamiento de salud mental, aunque espera regresar pronto.
Este caso ha generado un debate sobre la calidad y equidad de la educación especial en diferentes regiones, evidenciando fallas graves en la atención a estudiantes con necesidades especiales y cuestionando el compromiso real hacia todos los menores en el sistema educativo.