Este jueves 23 de enero, el puente Francisco del Rosario Sánchez, conocido como puente de la 17, se convirtió en el escenario de un monumental embotellamiento que paralizó el tránsito por varias horas. La situación, causada por trabajos de mantenimiento reanudados de manera inesperada, dejó a miles de conductores atrapados y desató el descontento ciudadano.
Trabajos no anunciados desatan el caos
El tráfico comenzó a intensificarse desde temprano en la mañana, cuando equipos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) reanudaron las labores de mantenimiento en una de las vías del puente, que conecta Santo Domingo Este con el Distrito Nacional. La falta de aviso previo generó caos no solo en el puente, sino también en las principales avenidas aledañas, como la San Vicente de Paul y el sector Los Mina.
«Es una falta de respeto hacia los ciudadanos. Estuve más de dos horas en el mismo lugar sin moverme», expresó uno de los conductores afectados, quien se dirigía a su trabajo en el Distrito Nacional.
Impacto en la movilidad y alternativas limitadas
El taponamiento provocó largas filas de vehículos que se extendieron por kilómetros, afectando a conductores de transporte público, privado y motociclistas. Algunos intentaron desviar su ruta, pero se encontraron con calles alternas igualmente congestionadas debido al aumento repentino de vehículos.
Los residentes y comerciantes de la zona también denunciaron los efectos negativos de la congestión, que dificultó tanto las entregas como el acceso a servicios esenciales.
Exigen planificación y comunicación
La falta de planificación y la ausencia de comunicación oficial por parte del MOPC fueron los principales puntos de crítica entre los afectados. Aunque las autoridades no han emitido un comunicado explicando la duración de los trabajos, los ciudadanos urgen una mejor gestión en futuras intervenciones.
Este taponamiento masivo reabre el debate sobre la necesidad de estrategias más efectivas para la gestión del tráfico y la comunicación con los usuarios, especialmente en puntos neurálgicos como el puente de la 17. Mientras tanto, los conductores exigen una respuesta inmediata para evitar que el caos vuelva a repetirse.