La enésima iniciativa para construir un moderno estadio Quisqueya y las reglas en que este operaría inquietan al Licey, máximo ganador del Caribe, el equipo que las encuestas reiteran es el más popular del circuito, superando el umbral del 40 %. El «dueño del play» que construyó el escogidista Rafael Leónidas Trujillo.
Miguel Guerra, el presidente azul, pide reglas claras. Entendible su temor y advertencia, puesto que no le haría gracias pagar por ocupar un lugar donde en octubre cumplirá 70 años como su hogar, sin pagar IPI.
Luis Mercedes, quien opera su liga infantil dentro de la cuadra desde 1977 con igual condición fiscal, es más pesimista sobre el proyecto. Dice estar como Santo Tomás, pero sabe que si la propuesta recibe la aprobación del presidente Luis Abinader no tendrá de otra que mudarse.
No creo que ninguna de estas preocupaciones sean obstáculo para que si la iniciativa púbico-privada logra el «ok» del Palacio Nacional salga a camino. En PowerPoint desde hace más de un año, ya convenció a inversionistas de su viabilidad y logró el visto bueno de la Sala Capitular.
Los promotores de este proyecto saben que, en lo que respeta a estadio en temporada de béisbol, el Licey es el principal activo; es el que garantiza la mejor asistencia, aun, en serie regular, es el que más puede devolver la cuantiosa inversión. En otras palabras, sin los 24 veces campeones a ese pastel no es solo a fresa que falta, también gran parte de la masa.
Pero hasta en las mejores ofertas se regatea, a ver si se consigue la ñapa. Tampoco es que al Licey le sobran músculos como para boicotear. ¿Dónde jugaría si deciden no acatar, en La Normal, en San Cristóbal? ¿Construirán un nuevo parque en la Circunvalación o en la Ecológica? Creo que se entenderán.
La oferta actual se presenta, en principio, como una donde el Gobierno no tendría que disponer de los millones de dólares que se requieren para contar con un parque que pueda acoger partidos de Grandes Ligas y Clásico Mundial.
Luis Mercedes, con entendido interés por no dejar un lugar estratégico en la ciudad (¡y a qué precio!) cuestiona que se construya un estadio con 25 mil asientos con el argumento de que solo se podría llenar para los cinco u once encuentros que pueden jugar en un torneo allí Águilas y Licey.
El Estadio Olímpico (Félix Sánchez desde 2005) fue inaugurado en 1974 y para actividades deportivas no se ha llenado una decena de veces. ¿Se le instaló una capacidad innecesaria? No, se revienta a menudo para otros encuentros. Los recintos deportivos no se construyen solo para eventos deportivos; sirven para un sinnúmero de actividades, en todo el planeta.
Un estadio Quisqueya más grande sería más negocio para los juegos importantes, reduciría las boletas en el mercado de reventas al haber mayor oferta, pero también podría provocar a Escogido y Licey a ser más creativos para fomentar la visita de fanáticos.