Los campeones sucumben en el Madison Square Garden ante la ausencia de Tatum y el empuje de Towns y Brunson

Los Knicks vuelven a la final del Este tras 25 años: aplastan a Boston y enfrentarán a los Pacers
Un cuarto de siglo después, los New York Knicks regresan a la final de la Conferencia Este de la NBA, algo que no lograban desde el año 2000, cuando Pat Ewing lideraba al equipo. Este viernes aseguraron su boleto tras una victoria histórica frente a los campeones defensores, los Boston Celtics, con un contundente marcador de 119-81 en el sexto juego de la serie. Esta fue la mayor victoria en playoffs en toda la historia de la franquicia neoyorquina, que cerró la serie con un 4-2.
El regreso de los Knicks a esta instancia tiene un sabor especial: se medirán nuevamente con los Indiana Pacers, tal como ocurrió en aquella final del Este en el 2000.

A lo largo de la serie, los Knicks fueron claramente superiores. Aunque los Celtics podrían justificar su eliminación por la lesión de su estrella Jayson Tatum, quien sufrió una rotura del tendón de Aquiles en el cuarto partido, la realidad es que tres de sus cuatro derrotas ocurrieron con Tatum en cancha. Lo que les faltó fue el hambre y la ejecución en los momentos clave, algo que los Knicks sí mostraron de principio a fin.
Boston también desperdició cómodas ventajas en los dos primeros partidos de la serie, errores que costaron caro. En contraste, Jalen Brunson brilló intensamente y demostró por qué fue elegido este año como el jugador más decisivo en momentos críticos.
Pero Brunson no estuvo solo. El dominicano-estadounidense Karl-Anthony Towns, procedente de los Minnesota Timberwolves, fue el gran refuerzo de los Knicks para esta temporada. Su presencia elevó las expectativas del equipo y consolidó la creencia de que Nueva York podía aspirar a lo más alto. Hoy, están a solo una serie de las Finales de la NBA.
Thibodeau y su fórmula ganadora: los Knicks arrollan en el Madison y eliminan a unos Celtics sin respuestas
El entrenador Tom Thibodeau ha logrado lo que parecía improbable: encajar a la perfección todas las piezas del equipo titular. Su apuesta por mantener el máximo tiempo posible en cancha a sus principales figuras —OG Anunoby, Mikal Bridges y Josh Hart— ha sido clave. Ante la evidente diferencia de nivel entre los titulares y los suplentes, Thibodeau decidió exprimir a sus mejores hombres, y el resultado ha sido brillante.
El partido de este viernes en el Madison Square Garden fue una verdadera fiesta. Tras haber ganado sorpresivamente el quinto juego en Boston sin Jayson Tatum, los Celtics llegaron a Nueva York con la esperanza de forzar un séptimo partido. Sin embargo, los Knicks no dieron margen de error.
Desde el arranque, los de Boston mostraron serias dificultades ofensivas. Apenas resistieron el primer cuarto (26-20), gracias a un esfuerzo individual de Jaylen Brown, pero se derrumbaron en el segundo. El marcador al descanso lo decía todo: 64-37, y en las calles de Nueva York —donde se habían instalado pantallas gigantes— ya comenzaba la celebración de una clasificación que se sentía segura.
El rendimiento de los Celtics fue decepcionante. No superaron los 20 puntos en ninguno de los tres primeros cuartos y llegaron al último con la eliminatoria ya decidida. Derrick White, quien había sido figura en el quinto juego, solo anotó dos puntos en la primera mitad, con una pobre efectividad de 1 de 7 tiros de campo. Además, el tiro de tres —arma predilecta de Boston— falló estrepitosamente: apenas 4 de 19 en los dos primeros cuartos.
Nueva York dominó de principio a fin y demostró que esta versión de los Knicks está lista para hacer historia.
Los Knicks no solo tenían mejor porcentaje de acierto, sino también una defensa más intensa, mejores combinaciones de ataque y una mayor agresividad en el rebote. Dominaban todas las facetas del juego. Solo un milagro podía salvar a los Celtics, pero no se produjo. Tras la reanudación, los Knicks pusieron 36 puntos de distancia y gestionaron con comodidad su ventaja hasta el final del partido. Cuando a falta de 1:49 para el final del tercer cuarto la diferencia superó los 40 puntos (92-51), ya ni siquiera el milagro era posible.

Amarga despedida para Boston: los Celtics caen y se disipan sus sueños de dinastía
La eliminación frente a los Knicks supone un duro golpe para los Boston Celtics, que afrontaban esta postemporada con grandes expectativas. Tras conquistar su 18º título el año pasado y convertirse en el equipo más laureado de la historia de la NBA, Boston mantenía prácticamente intacto el núcleo que los llevó al campeonato, y aspiraba a abrir una nueva era de dominio.
Durante la temporada regular, los Celtics fueron una máquina: batieron récords de triples, terminaron como el mejor equipo visitante, y dominaron la liga con autoridad. Sin embargo, ya se dejaban ver signos de relajación, lo que les costó el primer lugar de la Conferencia Este, terminando segundos.
En los playoffs, el equipo naufragó. Su objetivo mínimo era volver a la final del Este, algo que habían logrado en seis de las últimas ocho temporadas, incluyendo las tres más recientes. Pero esta vez no fue suficiente.
El futuro ahora se torna incierto. Las constantes lesiones de Kristaps Porziņģis, la edad avanzada de piezas clave como Al Horford y Jrue Holiday, y la reciente y seria lesión de Jayson Tatum —una rotura del tendón de Aquiles— generan muchas dudas.
Además, la derrota deja en entredicho la figura del entrenador Joe Mazzulla, cuya propuesta táctica pareció agotada. Incapaz de plantear alternativas ofensivas más allá del recurso insistente a los triples, su reputación ha quedado golpeada. La caída de los Celtics es más que una eliminación: es una llamada de atención sobre un proyecto que, de querer seguir compitiendo al más alto nivel, deberá replantearse.
Los Knicks saborean su momento y se preparan para una final del Este con sabor a revancha
Los New York Knicks viven su mejor momento en décadas. No solo han alcanzado la final de la Conferencia Este por primera vez en 25 años, sino que lo hacen frente a un rival que, al menos en el papel, parece accesible: los Indiana Pacers. Durante la temporada regular, los Knicks vencieron a los Pacers en dos de los tres enfrentamientos. Sin embargo, con un Tyrese Haliburton en plena forma, Indiana también representa un serio desafío.
La historia agrega un matiz especial a esta serie: las tres últimas finales de conferencia disputadas por los Knicks han sido precisamente contra los Pacers. En 1994 y 1999 salieron victoriosos, pero en el año 2000 fue Indiana quien los eliminó. Esta vez, Nueva York busca revancha.
Además, los Knicks cuentan con la ventaja de campo, ya que terminaron la temporada regular con 51 victorias, una más que los Pacers. La serie arrancará este miércoles en el Madison Square Garden, que seguramente volverá a estallar de emoción como ocurrió este viernes, con un lleno total y una larga lista de celebridades en las gradas.
El ambiente en Nueva York es de renacer. En octubre pasado, las jugadoras del New York Liberty lograron el primer título de la WNBA para la ciudad, rompiendo una sequía de casi 50 años sin campeonatos de baloncesto profesional. Ahora, los Knicks quieren continuar esa racha ganadora y devolverle a la Gran Manzana su lugar entre los grandes del deporte.