El gobierno de Estados Unidos ha anunciado una nueva política de visados dirigida a atletas transgénero que buscan competir en el país, generando un intenso debate tanto en el ámbito deportivo como en el político.
La medida busca facilitar el ingreso de deportistas trans que participen en competencias internacionales dentro de EE.UU., garantizando que no enfrenten restricciones adicionales debido a su identidad de género. Sin embargo, la decisión ha sido recibida con reacciones mixtas. Mientras que grupos de derechos humanos y organizaciones deportivas han elogiado la iniciativa como un avance hacia la inclusión, sectores conservadores han expresado su preocupación sobre el impacto de la política en el deporte femenino.
El cambio en los visados se enmarca dentro de un contexto de intensas discusiones sobre la participación de atletas trans en competiciones deportivas, un tema que ha sido regulado de manera diferente por cada federación y organismo deportivo. Con esta nueva normativa, EE.UU. reafirma su postura de apoyar la diversidad en el deporte, aunque el debate sobre equidad y competitividad sigue abierto.