En una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos, el papa Francisco ha expresado su profunda preocupación por las políticas de deportación masiva implementadas por el presidente Donald Trump.
El pontífice instó a la Iglesia católica y a todas las personas de buena voluntad a resistir las narrativas que discriminan y causan sufrimiento innecesario a los migrantes y refugiados. Subrayó que estas políticas «lastiman la dignidad» de las personas y enfatizó la importancia de tratar a todos los seres humanos con respeto y compasión. Esta intervención del papa se produce en un contexto de tensiones entre el Vaticano y la administración Trump, especialmente con sectores conservadores de la Iglesia en Estados Unidos que apoyan las medidas migratorias del presidente.
La Casa Blanca respondió señalando que el Vaticano también está rodeado por un muro, sugiriendo que el papa debería centrarse en asuntos internos de la Iglesia. Esta confrontación destaca las diferencias ideológicas entre el liderazgo de la Iglesia católica y la actual administración estadounidense en temas de migración y derechos humanos.