La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos ha incrementado el uso de drones MQ-9 Reaper en operaciones de vigilancia encubiertas sobre territorio mexicano, con el objetivo de monitorear las actividades de los cárteles de la droga. Esta estrategia, que comenzó durante la administración de Joe Biden, se ha intensificado bajo el mandato del presidente Donald Trump, quien ha designado a estos cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, otorgando a Washington mayores facultades para intervenir en la lucha contra estas bandas. La información recopilada por los drones es compartida con las autoridades mexicanas para coordinar esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico.
Sin embargo, estas operaciones han generado tensiones diplomáticas, ya que se llevan a cabo sin el consentimiento explícito del gobierno mexicano, lo que ha sido percibido como una violación a la soberanía nacional. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha minimizado los informes sobre estos vuelos, calificándolos como parte de una «campañita», sin ofrecer más detalles al respecto.